CAYO CONFITE Y LUPERON
Hidroavión semejante al usado en Bahía Luperón.
Cayo Confite y Luperón
"En función al auge de la oposición internacional a
Trujillo y el apoyo que concitaba, los exiliados se
compactaron con el propósito de realizar, a corto plazo,
una expedición que derrotara al ejército dominicano
(...) gracias al apoyo del gobierno de Cuba y la
compactación que logró promover, en base a su enorme
fortuna, el recién exiliado Juan Rodríguez, se organizó,
en Cayo Confite -un islote cercano de la costa norte de
Cuba- un contingente expedicionario en el que se
encontraban directamente involucradas personalidades
influyentes de ése país."
(Roberto Cassá)
Tras numerosos problemas, los 1,300 expedicionarios
fueron trasladados a Cayo Confite, y en medio de penosas
condiciones, iniciaron el entrenamiento militar,
acumulando una gran cantidad de material bélico. Entre
algunos de los integrantes del contingente podemos citar
a Juan Rodríguez García, el Profesor Juan Bosch, Juan
Isidro Jiménez Grullón, el Gral. Miguel Angel Ramírez
Alcántara, Diego Bordas, Horacio Julio Ornes, entre
otros.
"De los 1,300 hombres, los dominicanos no éramos ni 400.
La inmensa mayoría eran cubanos. La inteción de ir a
liberar a Santo Domingo era realmente un ideal de muchos
de ellos. Pero también había algunos que al margen de
los ideales estaban allí por espíritu de aventura y no
pocos por afán de lucro."
(Tulio H. Arvelo; Memorias de un expedicionario; pag.
67)
Córdoba,
conducido ante un juez
Por la propia dinámica de la política interna de Cuba y
por presiones y componendas de Trujillo , el campamento
fue desamparado y muchos de sus integrantes apresados.
Trujillo además había logrado que los Estados Unidos
suspendieran la venta de armas al grupo guerrillero.
Utilizando los pertrechos que se salvaron de Cayo
Confites y con el apoyo de Juan Rodríguez, un rico
propietario de tierras de La Vega, un grupo de exiliados
antitrujillistas penetró al país por la bahía de Luperón,
en la costa norte del territorio nacional, el 19 de
julio de 1949.
Habían partido de Guatemala en un hidroavión tipo PBY
Catalina. Otros dos aviones estaban supuestos a arribar
en La Vega y en San Juan de la Maguana; uno de ellos,
donde iba el contingente dirigido por Juan Rodríguez, se
encontró con una tormenta y con suerte se salvaron los
pasajeros aterrizando en territorio costarricense . El
otro trasnportaba el contingente encabezado por Miguel
Angel Ramírez, y fueron apresados por militares
mexicanos, cuando ejecutaron un aterrizaje en la isla de
Cozumel a reabastecerse de combustible.
El grupo que amarizó en la Bahía de Luperón estaba
integrado por Horacio Ornes Coiscou, quien lo comandaba,
Tulio H. Arvelo, Federico Horacio Henríquez Vázquez (Gugú),
José Rolando Martínez Bonilla, Miguel A. Feliú Arzeno (Miguelucho),
Hugo Kunhardt, Salvador Reyes Valdéz y Manuel Calderón
Salcedo, dominicanos; Alfonso Leyton, costarricense;
Alejandro Selva, Alberto Ramírez y José Félix Córdoba,
nicaragüenses.
Condición en que quedó el
Catalina luego de ser
atacado por la Marina trujillista.
De éstos, murieron en combate o fueron asesinados por
Trujillo: Gugú Henríquez, Manuel Calderón Salcedo,
Alejandro Selva, Alberto Ramírez, Hugo Kunhardt y
Salvador Reyes Valdez. Miguelucho Feliú posteriormente
formó parte del contingente de la gesta de Constanza,
Maimón y Estero Hondo, cuando cayó abatido 10 años
después.
"Cuando Trujillo se enteró del desembarco,
inmediatamente ordenó que la casa en que tenía ubicados
a Fernando Suárez y a Fernando Spignolio fuera atacada
por las fuerzas del ejército.
"Cuentan los vecinos que los soldados fueron implacables
y que después de una verdadera batalla campal en la que
los líderes del Frente Interno se defendieron
valientemente, al fin sucumbieron por lo desigual de las
fuerzas. Los cadáveres de ambos fueron sacados de la
vivienda y acribillados a balazos."
(Tulio H. Arvelo; obra citada; pag. 205)
Presos: Horacio Ornes, Tulio
Arvelo, Martínez
Bonilla, Miguelucho Feliú y Félix Córdoba.
Los antitrujillistas que llegaron al apartado poblado de
Luperón no pudieron hacer contacto con la resistencia
clandestina de la ciudad de Puerto Plata, como fue
previamente acordado. Frustrados y desairados por la
falta de apoyo, decidieron abortar la misión y escaparse
por lo menos con sus vidas. En su intento de despegar de
la bahía en el PBY fracasaron y no pasó muchos antes de
que fueran capturados y muertos, la mayoría, por los
esbirros del tirano.
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El surgimiento del Movimiento 14 de Junio
Con el fin de desencadenar la lucha contra la
tiranía trujillista, en la segunda mitad de 1959 se constituyó, en
gran parte del territorio dominicano, una organización clandestina
que terminó siendo denominada Movimiento Revolucionario 14 de Junio.
Como avance de un estudio general, en este artículo se analiza una
de las tantas organizaciones que convergieron como producto de las
expediciones de junio de 1959. Junto a la profundización de rasgos
generales del Movimiento se advierte la heterogeneidad de sus
organizaciones, producto de la diversidad de relaciones sociales en
los distintos entornos regionales del país, así como de la
fragmentación que se desenvolvían los núcleos conspirativos. Desde
el momento en que los documentos son escasísimos, la historia
germinal del 14 de Junio solo es factible de realizarse sobre la
base de entrevistas, procedimiento que comporta la ventaja de
incorporar las motivaciones y consideraciones subjetivas de los
protagonistas.
1J4
A lo largo de la dictadura de Trujillo, la ciudad de Puerto Plata
era reconocida como arquetipo de la disidencia. Por esto las
expediciones desde el exterior procuraban desembarcar en sus
cercanías. No fue casual que la única incursión contra Trujillo
antes de 1959 se hiciera en la provincia, por Luperón, el 19 de
junio de 1949, en base a acuerdos con la organización clandestina
denominada Frente Interno, que tenía su principal base en Puerto
Plata. En esa ocasión, víctimas de un agente provocador, fueron
detectados los dos jefes puertoplateños del Frente Interno, Fernando
Suárez y Fernando Spignolio, quienes perecieron después de ser
cercados y haber ofrecido heroica resistencia durante toda una noche.
En los días subsiguientes, más de veinte de los conjurados fueron
asesinados. Un golpe tan demoledor impidió que volvieran a formarse
grupos organizados en la ciudad, pero el descontento generalizado se
mantenía incólume.
Trujillo reaccionó ante la hostilidad puertoplateña castigando a la
ciudad, la cual quedó en un excepcional estado de abandono, casi
comparable a los de Monte Cristy y Sánchez. Los importadores eran
presionados para que utilizaran los servicios navieros del dictador,
que se llevaban a cabo a través de la capital. Por eso, fue
desmantelado el Ferrocarril Central y dejaron de llegar al puerto
varias líneas de buques, desapareciendo las empresas consignatarias
o trasladándose a Santo Domingo. Puerto Plata, empero, seguía
considerada "ciudad industrial" por la existencia de unas pocas
empresas, como Brugal y Co., la Fábrica Nacional de Fósforos de la
familia Ariza, una fábrica de pastas propiedad de norteamericanos y
luego la Chocolatera Industrial. Pero, en el fondo, la clase
burguesa había sido minimizada a causa de haber sido duramente
agredida por Trujillo, que se había apropiado de amplios patrimonios,
como fue escandaloso con los de la familia Batlle.
La situación era tan especial que la burguesía tenía una posición
generalizadamente antitrujillista. El origen de esa actitud es
previo a la agresión económica del régimen, y su magnitud inusual se
explica precisamente por dicha posición, que cabe situar en
parámetros de identidad social, en lo que seguramente intervenían
los conceptos sobre la "sociedad de primera." Por supuesto, al igual
que en todas partes, los burgueses tenían que simular adscripción al
régimen, aunque este no se preocupaba en especial de situarlos en
posiciones del aparato público en Puerto Plata.
Pese a tal unanimidad opositora y a tantas agresiones del tirano, la
porción prestigiosa de la burguesía se había retraído de toda forma
de acción, en virtud de un conservadurismo consustancial, entendible
tanto desde el punto de vista de los criterios políticos como de la
cautela extrema ante el régimen y ante cualquier acto sedicioso. Así
las cosas, el tirano ni se preocupó por estorbar las actividades del
Club del Comercio, foco de la "sociedad de primera", que en Puerto
Plata tenía uno de los modus operandi más excluyentes del país.
La gran excepción en el antitrujillismo beligerante entre los de
primera se encontró en un grupo de notables, profesionales liberales
e intelectuales, reconocidos como desafectos, entre quienes
sobresalían José Augusto Puig, Pin Pelegrín, Germán Ornes, Rafael
del Valle y Carlos Grisolía Poloney. Eran por igual de mentalidad
conservadora, pero algunos como Puig trataban de estar en todas las
conspiraciones. Este conglomerado de amigos ostentaba una suerte de
representación virtual de la generalidad de la población, que no se
expresaba, sobre todo de los círculos socialmente prestigiosos.
Se comprende que la base social activa del régimen fuera minúscula,
compuesta esencialmente por burócratas de clase media, quienes
tenían vedada la participación en los aludidos mecanismos de
socialización. Eran unos cuantos carreristas que se tornaban
fanáticos al haber accedido a una diputación o a puestos pobremente
remunerados en la seccional de la Confederación de Trabajadores y
otras agencias gubernamentales. Una parte de los integrantes de
estos trujillistas provenían de la masa del pueblo, cuyos rangos
mayoritarios son catalogados por los entrevistados como trujillistas,
a causa de su ignorancia, con bastante más intensidad por ende en el
campo que en la ciudad.
Esto último no tenía nada de raro en el país, aunque en verdad en
Puerto Plata ofrecía connotaciones dignas de aclararse. En la
ciudad, aunque la base de la oposición activa se hallaba en la
precaria clase media, había sectores amplios de los trabajadores
imbuidos del antitrujillismo, sobre todo los de cierta tradición
urbana y con un mínimo grado de instrucción. En el campo, aunque la
inmensa mayoría se reconocía por la adherencia al régimen, los
conspiradores siempre contaban con personas de confianza, ya que
existían franjas de "desafectos", aun fueran reducidas. Según
argumenta Samuel Arias, estos opositores pertenecían a estratos no
muy desfavorecidos del campesinado, con un "concepto" que los
diferenciaba de los pobres más típicos. Lo interesante es que, con
todas las especificaciones de lugar, no eran raros los campesinos y
otros pobres dispuestos a correr riesgos; la mayoría opositora, como
es lógico, seguía paralizada por el miedo.
En Puerto Plata existían, por ende, las condiciones para que, en el
Movimiento 14 de Junio, se diera el caso límite de confluencia
simultánea de trabajadores y campesinos junto a burgueses. Esto
puede haberse debido a los efectos genéricos del prototipo cibaeño
de conexión entre clases sociales, puesto que tendencias similares
se encuentran por igual en Monte Cristy y Santiago, en cuanto a
trabajadores, o en Moca y Salcedo, a campesinos. Pero debe agregarse
como factor crucial la excepcional retroalimentación del espíritu
opositor.
Ahora bien, aun en este panorama de oposición de espectro inusual,
la formación del 14 de Junio correspondió a jóvenes de clase media,
aunque había asimismo algunos de la burguesía. Los promotores se
reconocían ante todo por pertenecer a familias irreductibles de
enemigos. Era el caso de Fernando Cueto, hijo de Fernando Suárez,
líder del Frente Interno, caído en combate como se ha visto. Por lo
que refieren los testimonios de Cueto y Juan Carlos Morales, entre
los promotores tempranos de lo que vendría a ser la seccional
puertoplateña del 14 de Junio, aparte de ellos dos, sobresalieron
Germán Silverio, Gerónimo Escaño y Odalís Cepeda.
Es presumible que ellos, que hasta entonces se limitaban a conversar,
decidieran activarse a partir del triunfo de Castro en Cuba,
tornándose junto a quienes los siguieron, como en todo el país, en
partidarios del paradigma revolucionario. Empero, no incorporaban
matices ideológicos definidos de ningún tipo. No se consideraban
izquierdistas ni tenían noción alguna de marxismo o socialismo.
Aspiraban a la caída de la dictadura y al establecimiento de un
gobierno democrático, que de acuerdo a Juan Carlos Morales
coadyuvara a mejorar la calidad de vida y a insuflar dignidad al
pueblo. En tal sentido, los entrevistados perciben
retrospectivamente una sólida homogeneidad de su conglomerado. No se
habían orientado hacia la izquierda pero tampoco tenían en su seno
el equivalente de una oposición conservadora. En vida de Trujillo no
se registró ningún debate político o ideológico intestino entre los
puertoplateños. Quizá dicha homogeneidad explica que en su buena
mayoría se reincorporaran al 14 de Junio cuando pasó a funcionar en
la legalidad tras la muerte de Trujillo. En este destino se revela
una inclinación izquierdista, tenue y no racionalizada, ya lograda
bajo la dictadura, contrastante con la postura de los profesionales
notables, quienes pasaron a la larga a constituir el núcleo duro de
la Unión Cívica Nacional.
En base al objetivo enunciado, a inicios de 1959, decidieron la
creación de una organización dirigida a respaldar la previsible
expedición. Para esto se pusieron de acuerdo fundamentalmente
Silverio, Cueto y Morales, quienes tomaron las decisiones básicas
incorporando a otras personas de confianza con las que venían
conversando acerca de dicho propósito. Ante todo determinaron el
material humano con el cual trabajarían, desechando la idea de
conquistar a los notables, suponiendo que no aceptarían acompañarlos
por considerarlos muchachos inexpertos. Adicionalmente, les
interesaba en especial reclutar a quienes estuvieran en disposición
de empuñar las armas al margen de ubicación social, nivel educativo
o cualquier otro indicador, a no ser el de la edad: no debían ser
maduros, pero tampoco demasiado jóvenes, ya que estos últimos podían
cometer indiscreciones.
Antes de proceder a la formación de la organización, se
constituyeron como comité de dirección, organismo en el cual
integraron al doctor Antonio Vásquez y a Rafael Arzeno, dos de los
pocos de mayor edad y de cierta prestancia social en el colectivo.
No había jerarquías internas ni posiciones en dicho comité, aunque
más adelante designaron a Silverio como "representante", ya que como
universitario tenía mayor libertad de movimiento por el país, sin
levantar sospechas. La incorporación de Vásquez y Arzeno no subsanó
el hecho de que tuvieran un menor grado de involucramiento en las
tareas prácticas, lo que no deja de constituir una señal sobre la
fisonomía juvenil del colectivo.
En los primeros meses de 1959, a secuela de las iniciativas de este
comité, quedaron estructurados varios grupos de acción de la
organización clandestina. Se formaban por instancias del comité, el
cual designaba al responsable y este entonces procedía a integrar a
la gente de confianza, para en lo adelante operar con cierta
autonomía. En esos meses quedaron formados los siguientes grupos:
-El dirigido por Odalís Cepeda, que incluía trabajadores de la
Chocolatera Industrial. Este grupo estaba considerado muy sólido y
tenía asignada tareas de sabotaje.
-El del Ingenio Monte Llano, cuyo responsable era Leonardo del
Valle, químico en esa empresa. Del Valle es catalogado por sus
compañeros como un sujeto de gran seriedad y fue ejecutado en El
Nueve, antro de torturas.
-El grupo de Sosúa, que tenía por coordinador al doctor Alejo
Martínez, uno de los luchadores más firmes de la provincia. Se
reunía donde Victoria Vda. Arzeno. Martínez fue asesinado en un
incidente callejero durante la lucha contra los remanentes de la
dictadura, a mediados de 1961.
-El grupo de Imbert o Bajabonico, dirigido por el doctor Virgilio
Reyes.
-El de la zona baja de la ciudad, dirigido por Félix Lahoz, uno de
los escasos integrantes del Frente Interno de los años cuarenta que
se insertó en el 14 de Junio.
-El colectivo de mujeres, bajo el control directo del comité y
específicamente de Fernando Cueto. Tenían las damas por encomienda
conseguir dinero y medicinas y confeccionar mochilas para la
proyectada guerrilla. Se encontraban ahí, entre otras, Aída Arzeno,
Ana Valverde Vda. Leroux, Argentina Capobianco, Italia Villalón,
Elena Abréu, Carmen Jane Bogaert de Heinsen y Miriam Morales.
Más adelante, en la segunda mitad del año, se conformaron nuevos
grupos, entre los que, aparentemente, sobresalieron tres, cuyas
ubicaciones en parajes montañosos revelan la prioridad que se pasó a
conceder a la guerrilla:
-El de Yásica, dirigido por Jesús María Alvarez (Boyoyo), que tenía
la encomienda de conseguir los contactos que permitieran el
levantamiento guerrillero, por lo que constaba de campesinos.
-El de Luperón, dirigido por un apellido Vargas, en que también
había campesinos.
-El grupo de El Mamey, también uno de los más sólidos, dirigido por
unos mellizos primos de Luis Gómez.
El ideal era que cada grupo operase como una unidad operativa con
fines insurreccionales. Por eso no debían ser muy pequeños ni muy
grandes, esto último por el peligro del espionaje. Quizá el promedio
de integrantes de cada grupo era de unos diez integrantes; no
obstante no había un número fijo, ya que no respondían a una
estructura al estilo de La Trinitaria, como pensaron los agentes del
Servicio de Inteligencia Militar, que erradamente extrapolaron la
directriz en otras organizaciones. No había un criterio organizativo
definido, dada la inexperiencia, operando de acuerdo a la fuerza de
la inercia y de las circunstancias momentáneas. El grupo era más
bien una unidad de combate, que no se reunía en plenaria, a no ser
raramente, y que dependía por completo de las orientaciones de los
responsables o de dos o tres de los más constantes, al tiempo que
estos se subordinaban por completo al comité.
Llama la atención que los grupos estuvieran localizados fuera de la
ciudad, con excepción de los dirigidos por Cepeda y Lahoz y el de
las mujeres. Se infiere de ahí que el resto de personas estaban
relacionadas por vínculos personales, pues varios de los presos en
enero de 1960 residían en la ciudad.
Logrado el nivel referido de organización, se plantearon los
objetivos, destacándose una serie de acciones de sabotaje. Fue una
preocupación constante proveerse de armas cortas, a fin de tener un
medio de protección cuando se realizasen dichos operativos. Al
efecto, algunos de los más beligerantes hicieron rudimentarios
ejercicios de entrenamiento militar en una residencia suburbana; ahí
se destacaba Gerónimo Escaño, ex-militar, de valentía a toda prueba
y de gran disposición al combate, al grado que pereció en el
levantamiento guerrillero de noviembre de 1963.
Con esos antecedentes, fue casi por ósmosis que el colectivo
puertoplateño se sumó al resto del movimiento nacional en gestación,
a partir del contacto establecido por Juanchi Moliné, nativo de la
ciudad y amigo de varios de los miembros del comité. Tras un
contacto preliminar, hacia el mes de septiembre, se determinó la
visita a Puerto Plata de Manolo Tavárez, principal organizador a
escala nacional, acompañado de Cayeyo Grisanty, coordinador de
Santiago, y de Leandro Guzmán. Tras ello, se selló el acuerdo tomado
en el comité de Puerto Plata de sumarse a los trabajos nacionales.
Los contenidos políticos que fueron planteándose en lo adelante
contribuyeron a solidificar esta integración, como la adopción del
programa de los exilados del Movimiento de Liberación Dominicana.
Roberto Cassá
paginas
cuyaya |
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Cúmplense 49 años de la gesta heroica
de Constanza, Maimón y Estero Hondo |
|
|
Grupo
de combatientes del 14 de junio de 1959. |
SANTO DOMINGO, DN,
publicado en Clave Digital y
www.rdnoticias.com. (República Dominicana).
Este sábado 14 de Junio de 2008, se cumplen 49 años
de la gesta patriótica del 14 de junio del año 1959,
cuando un grupo de valientes dominicanos y
extranjeros solidarios con su causa llegaron desde
Cuba para intentar liberar al país de la cruel
tiranía del Rafael Léonidas Trujillo Molina, que se
impuso a sangre y fuego en el año 1931.
A continuación una
narración de los hechos y la lista de sus
protagonistas, a los cuales hoy el pueblo dominicano
les rinde homenaje (tomado de Wikipedia.org y otras
fuentes):
Al triunfo de la
revolución encabezada por Fidel Castro (1 enero
1959), un grupo de dirigentes dominicanos exiliados
vieron la oportunidad de invadir República
Dominicana y liberarla de la dictadura de Rafael
Leónidas Trujillo.
Desde el primer
momento, por supuesto, contaron con la ayuda del aún
no declarado régimen comunista cubano, y en menor
escala con la del presidente electo democrático de
Venezuela Rómulo Betancourt, quien era un acérrimo
enemigo de Trujillo, pues le adjudicaban al dictador
dominicano un atentado efectuado contra Betancourt
cuando se encontraba exiliado en Cuba.
El grupo que iba
invadir a Rep. Dominicana comenzó a entrenarse en
Pinar del Río, y el reclutamiento lo hacían casi en
forma pública en Cuba, Venezuela, Estados Unidos y
otros países. El mando militar estaba a cargo del
comandante Enrique Jiménez Moya natural de República
Dominicana, y que había llegado a la Sierra Maestra
(Cuba), a principio de diciembre 1958 por avión
desde Venezuela uniéndose a las guerrillas que
combatían a Batista. Como anécdota puede decirse que
en ese avión también venia, entre otros, el Dr.
Manuel Urrutia, que aterrizó en el aeropuerto
rebelde de Cienaguilla en la Sierra, en una breve
visita a los rebeldes.
El día 14 de junio
parte desde Cuba el primer contingente de unos 50
hombres en un avión pintado como si fuera de la
Fuerza Aérea de Trujillo, y aterriza en horas de la
tarde en el aeropuerto militar de Constanza. Después
de una breve refriega con soldados de la base aérea
que confundidos se acercaron a investigar, Jiménez
Moya y sus hombres se internaron en las cercanas
montañas.
Esta acción de
Jiménez Moya estaba programada para que otros grupos
desembarcan en lancha por dos puntos de República
Dominicana, pero por una serie de razones no ocurrió
hasta seis días después.
El 20 de junio los
expedicionarios que faltaban parten de Cuba en
lanchas y desembarca un grupo por Estero Hondo y el
otro por Maimón, los cuales fueron sorprendidos por
el ejército de Trujillo donde un gran numero de
ellos murieron, y el resto pudo alcanzar las
montañas. En Cuba quedó otro contingente, el cual no
participo en la invasión
Perseguidos por el
ejército fueron cayendo los alzados, y para fines
del mes de junio prácticamente estaba aniquilada la
invasión. El día 4 de julio el dictador Trujillo
proclamaba la victoria.
Los restos
expedicionarios de junio reposan en monumento
levantado a su memoria por la Fundación de los
Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, en la
capital de la República Dominicana.
En ese monumento
también se guardan para recuerdo de las generaciones
venideras, cantimploras, botas, banderas, así como
diversos objetos personales de los expedicionarios.
Lista de los
participantes en la gesta de junio de 1959,
elaborada por la Fundación de Héroes de Constanza,
Maimón y Estero Hondo:
Constanza:
Antonio Javier Achécar Kalaf, Augusto Juan Alfonseca
Espaillat (Puro), Juan Antonio Almánzar Díaz, Juan
Antonio Batista Cernuda (Chepito), Gaspar Antonio
Rodríguez Bou (Napy), Carlos Luis Cabral Manzano,
Félix de los Santos Peralta (Esperanza), Alejandro
César Domenech Russo, Miguel Angel Feliú Arzeno
(Miguelucho), Pedro Pablo Fernández Cruz, Freddy
Guerra Aponte, Ing. Leandro Efraín Guzmán Abreu,
Pedro Pablo Fernández Minaya, Rafael Henríquez
Rodríguez (Chapú), Francisco Napoleón Hermón Machuca
(Papito), Cmdte. Enrique Augusto Jiménez Moya,
Leopoldo Jiménez Nouel, Héctor Mateo Calcagno
(Mateíto), Dr. Rafael Mella, Rafael Moore Garrido
(Fellín), José A. Patiño Martínez (Chepito), Rafael
Tomás Perelló Díaz, Federico Augusto Pichardo Díaz,
Juan Enrique Puig Subirá Miniño (Johnny), Héctor
Enrique Ramírez Castillo (Henry), Cosme Augusto
Rojas Pérez, José Andrés Rolán Pérez, Rafael Osvaldo
Ross Thomen, Luis Conrado Ruiz (Peligro), Reinaldo
Santiago Pou, José Antonio Spignolio Mena
(Cuco),Alcibíades Antonio Tavares Pepín (Pigin),
Alejandro Fidel Torres (Langue), Juan de Dios
Ventura Simó, Víctor Eligio Mainardi Méndez, Rafael
Parache.
Estero Hondo:
Carlos Aponte Willard, Simplicio Belfod Santos,
Pedro Antonio Casado Jiménez, José Antonio Campos
Navarro (Tony), Máximo Emilio D'Oleo Gimbernard,
Vicente Mario Gómez Monatán, Persio Oscar Grullón
Castro, Alberto Herrera Moreno (Bertico), Manuel
Lorenzo Carrasco, Andrés Lozano Guzmán, Dr. Felipe
Maduro Sanabia, Víctor Manuel Mainardi Reyna
(Sillín), Jaime Manuel Martínez Rodríguez, Antonio
de Jesús Minaya Fernández, Héctor Bienvenido Olivier
Romero (Papi), Alberto Perdomo, Manuel de Jesús
Perozo Chicón (Masú), Elpidio Sanabia Valverde
(Pillo), Dr. Octavio Augusto Mejía-Ricart Guzmán,
Doctor Guillermo Augusto Sánchez Sanlley, Alfonso
José Santiago, Francisco A. Ubiera, José Rafael
Federico Valverde Cruz, Rafael Quezada Jiménez
(Lulú), Dr. Aquiles Rodríguez (Quilito).
Maimón:
Miguel Alies Messon, Doctor Miguel Alvarez Fadul,
Miguel Jacobo Amarante Sevillano, Francisco José
Aponte Williard, Ramón José Sebastián Asensio
Valverde, Alejandro Báez y Báez, Enrique Belliard
Sosa, Dr. Toribio Bencosme Rodríguez, José Fabio
Bergés (Grillito), Pedro Julián Bonilla Aybar,
Domingo Cabrera Martínez, Julio César Castillo Cruz,
Fernando Cestero Martínez (Chichí), Rubén Cordero
García, José Ramón Enrique Cordero Michel, Ramón
Aníbar Castro Sánchez, Manuel Delgado López, Héctor
Emilio de Giudice Herrera, Manuel José del Orbe,
Augusto Eufemio Dohse Jorge (Buby), Silvio Augusto
Domínguez López, Guillermo Eustaquio Ducoudray
Mansfield, Julio Raúl Durán García, Gabriel Emilio
Fernández Mármol (Pipí), Juan Figueroa Reyes,
Bienvenido Fuertes Duarte, Ercilio García Bencosme
(Cilo), Sergio Manuel Ildefonso Genao (Capori),
Fernando Gody, Francisco José Grullón Martínez
(Frank), Eugenio Grullón González, César Federico
Laranquent, José Caonabo Lora Martínez, Juan José
Mateo Adames, Conrado Martínez Hernández, Eduardo
Salvador Martínez Saviñón, Miguel Meléndez, Dr.
Antonio Moca Ricart (Tony), Fernando Ozuna, Herminio
Ripoll, Moisés Rubén Agosto Concepción, Dr. José
Horacio Rodríguez Vásquez.
Cubanos:
Enrique Betancourt Carilli, Froilán Flores, Ramón
López López (Nene), Frank López Rodríguez, Roberto
P. Pichardo Caminada, Oscar Reyes Medina (Cohetico),
Aldo Rodríguez Pérez, Antonio Sánchez Pérez, Ricardo
Vasallo Alfonso, Oscar Luis Vega Acosta, Luis
Cárdenas Betancourt.
Español:
Francisco Alvarez.
Puertorriqueños: Luis Alvarez, Luis Ramón
Reyes, Juan Reyes, Ramón Ruiz.
Venezolanos:
José Altagracia Arias Quintero, Diego Avila Piller,
Juan Cárdenas Soto, José Isaac Molina González,
Generoso Hernández, Pedro José Linares Badillo, Luis
Alfonso Medina Rosales, José Luis Rodríguez, Luis
Cárdenas Betancourt.
Norteamericanos: Larry Beevins, Charles
White.
Himno del
14 de Junio
Llegaron
llenos de patriotismo,
enamorados de
un puro ideal
Y con su
sangre noble encendieron
la llama
augusta de la libertad.
Su sacrificio
que Dios bendijo
la Patria
entera, glorificará
Como
homenaje, a los valientes
que allí
cayeron por la libertad.
14 de Junio,
gloriosa gesta nacional.
Tus mártires
están en el alma popular
Hermanas
Mirabal, heroínas sin igual
Tu grito
vibrante, es el alma de la Patria inmortal.
LLegaron
llenos de patriotismo,
enamorados de
un puro ideal
Y con su
sangre noble encendieron
la llama
augusta de la libertad
Su sacrificio
que Dios bendijo
la Patria
entera, glorificará
Como
homenaje, a los valientes
que allí
cayeron por la libertad.
Música: Héctor Jiménez Letra: Vinicio Echavarría,
Leandro Guzmán, Angel Concepción.
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Le agradeceremos si
firma nuestro libro de visitantes
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